Bueno, después de tanto tiempo sin tener unos días de receso y sosiego, al final hemos conseguido disfrutar de una pequeña escapada de las nuestras, no ha sido muy larga en el tiempo, pero si bien aprovechada.
La escapada en cuestión tuvo lugar en la ciudad de Burgos y sus monumentos, la vista más importante fue a la cartuja de santa María de Miraflores que es un conjunto monástico de estilo Isabelino ocupados por frailes y monjas de clausura, eso sí debidamente separados.
Este edificio fue fundado en 1441 por el rey Juan II de Castilla, gracias a la donación que el propio monarca realizó de un palacio de caza a la Orden cartuja, donde se instalaron hasta que un incendio producido en 1452 provocó la destrucción del palacio. En 1453 se decidió construir un nuevo edificio, el existente en la actualidad, y pasó a llamarse Cartuja de Santa María de Miraflores.
El Retablo mayor, de madera policromada, fue tallado por el artista Gil de Siloé y policromado y dorado por Diego de la Cruz. Se trata sin duda de una de las obras más importantes de la escultura gótica hispana, por su originalidad compositiva e iconográfica y la excelente calidad de la talla, valorada por la policromía.
También hay que destacar el cenotafio del rey Juan II y su esposa Isabel de Portugal en forma estrellada, obra de Gil de Siloé
Posteriormente pasmos el resto del día por la capital burgalesa visitando su catedral y alrededores asi como realizando un pequeño tour turístico en el tren chuchu.
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