No he de volver la vista, porque estas en mi mente;
Aunque te fuiste un día, permaneces conmigo,
Ausente de mi lado, pero en mi alma presente,
Como hermano y cuñado, confidente y amigo.
No he de volver la vista a la tumba de la historia,
Desenterrando sombras de un tiempo ya distante;
Ni he de bajar al fondo fugaz de la memoria
Para subir tu imagen, porque aun estas en mi mente.
No he de volver la vista con nostalgia y tristeza
Pretendiendo en mis sueños revivir el pasado,
Porque aun brille en mis ojos tu noble gentileza,
Porque aun siento tu pulso, porque aun eres mi amada cuñada.
No he de volver la vista, llorando mi infortunio,
Porque aun oigo tu risa vibrante, intermitente,
Y aun haces de mis noches perpetuo plenilunio,
Porque me das tu oído y eres mi confidente.
No he de volver la vista porque estas a mi lado,
Comprendes lo que siento, y entiendes lo que digo;
Porque nunca me diste ni reproche ni enfado
Cuando me diste tanto y porque eres mi amiga.
No he de volver la vista, ¿por qué la volveria?
Aunque tu piel no roza mi piel, de ti anhelante,
Estas en mí de noche, y estas en mi de día,
Como amiga y cuñada, confidente y hermana.