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La Noche De Los Templarios ( II )


domingo, 14 de octubre de 2007


Redada sangrienta

Felipe el Hermoso esperó al funeral de su cuñada, que reunió en París a la realeza y templarios, para montar esa noche la histórica redada del viernes 13. Cayeron centenares de templarios en toda Francia, entre ellos el Gran Maestre Jacques de Molay, y gracias al práctico método de la tortura confesaron todo y más. Era un desafío a la autoridad del Papa, pero Clemente V, era francés y fue quien trasladó el pontificado a Aviñón, era débil y muy sometido al monarca. Al final acabó convocando un concilio en Vienne que en 1312 disolvió la orden.


Lo que revela el nuevo documento es que Clemente V absolvió a los templarios de herejía. Había enviado una comisión de cardenales al castillo de Chinon, donde estaba Molay y la plana mayor templaria, para saber que estaba pasando. El 20 de agosto de 1308 la acusación de herejía fue rebajada a apostasía. <>, ha explicado Frale. Luego, en el concilio, suspendió la orden, <>.

Procesión de zumbados

Molay y sus colegas pagaron el pato. El Gran Maestre padeció siete años de tormento y fue quemado el 18 de marzo de 1314 en Chinon. Este pueblecito francés se ha convertido en símbolo de la tragedia templaria, y no es de descartar que hoy sea lugar de encuentro de zumbados en procesión. Disfrazados como en un estreno de ‘Harry Potter’, un ‘botellón’ en Syonehenge o un concierto de Mago de Oz.

 

Ese es precisamente otro aspecto curioso de los templarios. En su día, el viernes 13 causo conmoción en Europa. Dante lo definió como; Ramón Llul, afirma Cardini, se manifestó en contra. Pero el asunto fue perdiendo interés y quedaron olvidados. En realidad, la fascinación templaria que llega a nuestros días nace más tarde, en el siglo XVIII, con el auge del esoterismo en Europa y la transformación de algunas logias masónicas medievales. En el siglo XX fue filon inagotable para los camelos organizados por personajes como Pierre Plantard, el ex-colaboracionista francés que se inventó el Priorato de Sión, las historias de Rene-le-Chateau y demás mandangas recicladas por Dan Brown. Hoy, perviven decenas de órdenes templarías de variada ralea, entre la beneficencia y el esperpento, de los salones más presentables a las oscuras logias de Internet.
La muerte de veinte mil templarios obligó a reclutar monjes menos píos, lo que a la postre resultó el germen de su ruina

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